El verano pasado Maksim Kuzminov protagonizó un escape osado, cuando desertó a Ucrania y entregó su helicóptero militar a comandos ucranianos a cambio de medio millón de dólares.
Ucrania proclamó la deserción como un golpe maestro. Pero en la Rusia de Vladimir Putin, Kuzminov era culpable del pecado más grave que alguien puede cometer: la traición. Los funcionarios de inteligencia ucranianos le advirtieron que su vida corría peligro y le pidieron no abandonar el país.
Pero ignoró la recomendación y se cree que el piloto se mudó junto con su dinero a una pequeña ciudad turística de casas color pastel en la costa mediterránea de España.
Ahora, Kuzminov, quien tenía 28 años en el momento de su deserción, parece haber encontrado el destino tajante del que le habían advertido las autoridades ucranianas. Dos funcionarios de la policía española con conocimiento del caso afirmaron que el cuerpo de un hombre, que fue encontrado acribillado la semana pasada en la localidad costera de Villajoyosa, pertenecía a Kuzminov.
Andriy Cherniak, un representante de la inteligencia militar ucraniana, también dijo que podía “confirmar el hecho de su muerte”, refiriéndose a Kuzminov, pero no quiso dar más detalles sobre las circunstancias.
Las autoridades no han divulgado ninguna información sobre los posibles agresores ni el motivo, y tampoco han confirmado públicamente la identidad. El caso se ha complicado por las extrañas declaraciones de la Guardia Civil, una rama de las fuerzas policiacas de España, que en un momento dado afirmó que los documentos encontrados en el cadáver lo identificaban como un ucraniano de 33 años. Pero añadieron que los documentos podían ser falsos.
Es probable que la muerte de un desertor con un perfil tan alto incite las especulaciones de que fue obra de los servicios de inteligencia rusos y exacerbe las tensiones, ya de por sí elevadas, entre Moscú y las capitales europeas. El presidente Vladimir Putin no ha ocultado su profundo desdén por los desertores y ha autorizado asesinatos selectivos de informantes rusos en el extranjero, según han afirmado funcionarios de seguridad de Occidente.
El jefe de la inteligencia exterior de Moscú pareció sustentar la idea de que Kuzminov está muerto al hacer comentarios que condenaban su deserción. “Este traidor y criminal se convirtió en un cadáver moral en el momento en el que planeó su sucio y terrible crimen”, dijo el martes Sergei Naryshkin a TASS, la agencia de noticias estatal rusa, comentando sobre los informes de los medios de comunicación acerca de la muerte de Kuzminov.
La noticia de la muerte de Kuzminov se conoció pocos días después de que Alexéi Navalny, el adversario político más prominente de Putin, muriera en una prisión rusa, mostrando lo que varios líderes occidentales han denunciado como las tácticas crueles del Kremlin contra sus oponentes. “No se equivoquen: Putin es responsable de la muerte de Navalny”, declaró el viernes el presidente de Estados Unidos, Joe Biden.
Las autoridades ucranianas afirmaron que la deserción de Kuzminov fue la culminación de una operación de seis meses, bautizada con el nombre clave “Titmouse”, que se hizo pública a finales de agosto. En un documental difundido por los servicios de inteligencia, Kuzminov declaró que había “contactado a representantes de la inteligencia ucraniana” y que aceptó cooperar después de que le dijeran que se le garantizaría su seguridad en Ucrania y que recibiría nuevos documentos de identidad y una remuneración.
Kuzminov dijo que había volado su helicóptero Mi-8 en territorio ucraniano a baja altitud y en silencio de radio para evitar ser detectado. Aterrizó en Vovchansk, una ciudad cercana a la frontera noreste de Ucrania con Rusia, donde lo esperaban las fuerzas especiales ucranianas, según material del documental.
La operación para apoderarse de la aeronave de Kuzminov no salió del todo bien. Cuando sus compañeros de tripulación rusos vieron que los comandos ucranianos rodeaban el helicóptero, intentaron obligar a Kuzminov a que despegara y abrieron fuego. Los aviones de combate ucranianos devolvieron el fuego y mataron a los tripulantes, dijo el funcionario ucraniano.
“De lo contrario, podrían haber matado a Kuzminov y escapado en el helicóptero”, afirmó. Kuzminov también resultó herido durante la operación.
Dijo en el documental que desertó porque se oponía a la guerra de Rusia en Ucrania y que no quería contribuir a ella. Alentó a otros militares rusos a seguir sus pasos. “Claro que si haces lo que yo hice, este tipo de acción, no te vas a arrepentir para nada”, dijo.
Su deserción fue presentada como un golpe maestro para Kiev, ya que proporcionaba una valiosa aeronave a la reducida flota aérea ucraniana, así como también información sobre las operaciones militares rusas por parte de un piloto altamente cualificado.
Kuzminov proporcionó “evidencia valiosa acerca de la aviación del ejército ruso, sus sistemas de comunicación y la red de aeródromos para nuestra inteligencia militar”, según el documental, que comparó la deserción con la Operación Diamante, una misión de los servicios de inteligencia del Mosad de Israel para capturar un avión de combate MiG-21 construido por los soviéticos y piloteado por un desertor iraquí. Ucrania afirmó que era la primera vez que un piloto ruso desertaba desde la invasión de Moscú en febrero de 2022.
“Kuzminov tenía acceso a secretos de Estado. Llevaba documentos y objetos clasificados a bordo del helicóptero tomado”, declaró un representante de los servicios de contraespionaje rusos a la televisión rusa en un reportaje sobre la deserción.
Las autoridades ucranianas aseguraron que la familia del piloto había sido trasladada de Rusia a Ucrania antes de desertar. Andriy Yusov, portavoz de los servicios de inteligencia, declaró a la televisión ucraniana que Kuzminov recibiría una recompensa de 500.000 dólares por sus servicios.
Desde la invasión en Ucrania, España se ha convertido en un refugio para rusos desencantados, muchos de los cuales se han trasladado a las zonas costeras más cálidas, según datos del Instituto Nacional de Estadística del país. Alrededor del 20 por ciento vive en la provincia de Alicante, donde se cree que se encontró el cuerpo de Kuzminov.
Las actividades de Kuzminov en Ucrania, y después en España, todavía no están claras. En España, vivía en un modesto edificio de apartamentos cerca de la playa, a menos de 10 minutos a pie, en un barrio frecuentado por turistas ucranianos y rusos.
El reportaje de la televisión rusa incluyó a oficiales de inteligencia rusos de forma anónima diciendo que buscarían venganza. “Por supuesto que lo encontraremos”, dijo uno de ellos. “Nuestros largos brazos pueden llegar a todas partes”.
José Bautista y Rachel Chaundler colaboraron con reportería.
Michael Schwirtz es reportero de investigación de la sección de Internacional. Trabaja en el Times desde 2006 y ha cubierto a los países de la antigua Unión Soviética desde Moscú y es uno de los reporteros principales de un equipo que ganó el Premio Pulitzer 2020 por artículos sobre operaciones de inteligencia rusas. Más de Michael Schwirtz
Constant Méheut cubre Francia desde la oficina parisina del Times desde 2020. Más de Constant Méheut