Mientras Ucrania se enfrenta a una guerra que asola su frente oriental y a los ataques rusos a sus ciudades, un legislador está trabajando en algo que, según él, podría ayudar a la nación: legalizar la pornografía.
Yaroslav Zhelezniak, vicepresidente de la Comisión de Finanzas del Parlamento ucraniano, lidera una campaña para eliminar lo que considera una legislación obsoleta de la era soviética que prohíbe la posesión, producción y distribución de pornografía.
Al hacerlo, dijo, se remediaría lo que tanto él como las personas que producen contenidos pornográficos consideran una contradicción injusta.
Las infracciones de las leyes ucranianas sobre pornografía —artículo 301 del código penal— se castigan con penas de tres a cinco años de prisión. Pero las autoridades financieras ucranianas han estado recaudando impuestos de los creadores de sitios web conocidos por su contenido para adultos, como OnlyFans.
Eso significa que quien paga impuestos por la pornografía que produce puede ser procesado por ello. “Es absurdo”, dijo Zhelezniak, especialmente “en medio de una guerra a gran escala”.
También ve otro beneficio para Ucrania en el cambio de la ley. Dijo que aumentaría la recaudación fiscal, ya que más creadores de pornografía estarían dispuestos a declarar sus ganancias, lo que supondría un impulso para una economía que lucha contra las exigencias de una guerra que se ha prolongado durante más de tres años.
“Necesitamos esos fondos para nuestro ejército”, dijo.
Los creadores de pornografía afirman que es justo que se despenalice su trabajo, porque se les pide que contribuyan al pago de los impuestos.
“¿Disculpa? ¿Tu ‘moral’ te permite tomar el dinero de nuestros impuestos?”, dijo Karina, de 30 años, que lleva cinco años creando contenidos sexualmente explícitos. Pero “¿tu moral te permite encarcelar a personas por vender fotos de su propio cuerpo?”, añadió exasperada: “No tengo palabras”.
Karina y otros creadores que venden imágenes eróticas en OnlyFans y que fueron entrevistados para este artículo pidieron ser identificados solo por su nombre de pila, por temor a ser detenidos.
El artículo 301 de Ucrania es más estricto que las leyes sobre pornografía de la mayoría de los países europeos, Estados Unidos y Rusia, e incluso prohíbe enviar o recibir fotos de desnudos entre dos adultos con consentimiento mutuo. Durante años se ha intentado modificarlo.
Zhelezniak pasó más de un año redactando y recabando apoyos para el proyecto de ley de despenalización de la pornografía, un esfuerzo que adquirió mayor urgencia en otoño de 2024.
Fue entonces cuando el jefe de la comisión de finanzas del Parlamento, Danylo Hetmantsev, dijo que las autoridades fiscales se habían enterado de que los ucranianos de OnlyFans obtenían ingresos “significativos”: 4 millones de dólares en un caso y 3 millones en otro. Esos artistas deben pagar impuestos, dijo.
Zhelezniak registró un proyecto de ley en noviembre. Llamó poco la atención hasta diciembre, cuando Hetmantsev anunció que 350 modelos de OnlyFans habían presentado declaraciones para pagar colectivamente unos 1,6 millones de dólares en impuestos.
“Se trata de un dinero muy importante para el país en la guerra y estamos agradecidos a las chicas por su posición responsable y su contribución a la victoria”, escribió en Telegram. Hetmantsev dijo que apoyaba el proyecto de ley porque “el festival de la hipocresía, cuando la sociedad ‘condena moralmente’ con una mano y toma dinero para el ejército con la otra”, debe terminar.
El proyecto de ley —firmado conjuntamente por otros 26 legisladores, entre ellos muchos del partido del presidente Volodímir Zelenski— ya ha recibido el respaldo de la comisión de Aplicación de la Ley del Parlamento. Ahora está pendiente de votación en el Parlamento, y Zhelezniak declaró en un acto reciente que ha conseguido 210 de los 226 votos necesarios para su aprobación. Pero no todo el mundo está de acuerdo.
Yulia Tymoshenko, líder de la oposición, ha criticado la idoneidad de la ley en tiempos de guerra. “¿Qué están haciendo?”, dijo en el Parlamento. “Empiecen a vivir y a trabajar por el bien de Ucrania y del pueblo”.
El jefe de la Policía Nacional, Ivan Vyhivskyi, también se opuso, argumentando que la legalización “tendría un impacto negativo en los valores morales”.
Pero Karina insiste en que su contenido es inofensivo. “Me hago fotos y las vendo”, dijo. “Eso es todo. No hago daño a nadie”.
Karina dijo que en octubre recibió una carta de las autoridades fiscales en la que le decían que debía dinero por 3,1 millones de dólares de ganancias de OnlyFans entre 2020 y 2022.
“No discutí, simplemente lo hice”, dijo. Pero incluso después de pagar 450.000 dólares en impuestos de sus ahorros, añadió: “Tenía la persistente sensación de que esto no iba a acabar ahí”.
Semanas después, allanaron su casa y confiscaron su computadora portátil. Ahora está siendo investigada como sospechosa de violar el artículo 301, según su abogada.
“Estoy completamente desilusionada de mi país”, dijo Karina. “Es como si siguiéramos en la URSS, donde fingían que el sexo no existía”.
Lesya Mykhailenko, su abogada fiscal, dijo que varios clientes se habían trasladado al extranjero por el miedo de ir a la cárcel.
La nueva ley no modificaría las penas por prostitución, trata de personas e imágenes de abusos sexuales a menores. Pero, a diferencia de esos delitos, dijo Mykhailenko, las acciones de sus clientes no tienen víctimas e implican consentimiento.
“O se declara que esta industria es inmoral y se prohíbe totalmente, o se reconoce que no lo es y se despenaliza”, dijo. “El gobierno no puede tener las dos cosas”.
Svitlana, de 38 años, es otra clienta de Mykhailenko y amiga de Karina. Empezó a trabajar como modelo webcam a los 19 años, primero con videochats en toples. Ahora graba videos sexuales con su marido para publicarlos en OnlyFans.
“No me avergüenzo”, dijo, convencida de que lo que hace es solo decisión suya. Le gusta el trabajo, su horario flexible y el dinero. En un buen mes, dijo Svitlana, puede ganar unos 100.000 dólares. Está orgullosa de tener 630.000 fans en OnlyFans, quienes pagan por contenidos “que quieren ver”.
Cuando recibió una carta de las autoridades fiscales en la que le comunicaron que tenía 15 días para pagar impuestos por unos 4 millones de dólares de ingresos de OnlyFans, Svitlana dijo que cumplió “felizmente” para apoyar al país. Lleva haciendo donaciones al ejército desde que comenzó la guerra, dijo Svitlana.
La agencia tributaria local ayudó a Svitlana a presentar su declaración. Y durante semanas todo pareció ir bien. Entonces Karina llamó para decir que habían allanado su casa. “Tenemos problemas”, le dijo.
Svitlana dijo que temía que su casa fuera la siguiente, así que ella y su marido borraron videos, quitaron juguetes sexuales, cualquier cosa para ocultar su trabajo. “Teníamos miedo”, dijo.
El mes pasado llamaron a la puerta, dijo Svitlana, con una orden judicial que decía que ella también estaba siendo investigada como sospechosa de violar el artículo 301.
Se calcula que en Ucrania trabajan unos 3500 creadores de OnlyFans, aunque no está claro cuántos crean contenidos que constituirían pornografía según la legislación ucraniana. (Gran parte del contenido de OnlyFans, pero no todo, es sexualmente explícito). Solo en OnlyFans, los ucranianos ganaron 123 millones de dólares entre 2020 y 2022, según Zhelezniak, citando datos del Servicio Estatal de Impuestos.
La despenalización de la pornografía podría reportar unos 12,3 millones de dólares anuales en impuestos, según la Oficina para una Mejor Regulación, un grupo de reflexión financiado por la Unión Europea en Ucrania. Eso bastaría para comprar 24.000 drones FPV o para mantener durante un año al tribunal anticorrupción de Ucrania, dijo.
En cambio, en 2024 los fiscales llevaron a los tribunales casi 1400 casos en virtud del artículo 301 —frente a los 757 del año anterior—, lo que la Oficina para una Mejor Regulación calificó de asignación “inadecuada” de recursos durante la guerra.
Lleva tiempo cambiar de opinión, dijo Zhelezniak, de 35 años. Contó que sacó su iPad para dar a colegas mayores del Parlamento, quienes pensaban que la pornografía solo aparecía en las revistas, un manual sobre “lo que significa el porno en este siglo”.
Aunque puede ver la gracia en lo que hace y a veces bromea sobre ello con sus colegas, la realidad, dijo Zhelezniak, “no es cosa de risa”.
Nataliia Novosolova colaboró con reportería.