El presidente de Rusia, Vladimir Putin, celebró la segunda toma de posesión del presidente Trump con grandes elogios, afirmando que Trump demostró “valentía” durante su campaña y que obtuvo una “victoria convincente” en las elecciones.
Pero el lunes, horas después en el Despacho Oval, Trump no le devolvió el favor. El presidente estadounidense hizo algunos de los comentarios más críticos que jamás haya hecho sobre Putin, declarando que el dirigente ruso está “destruyendo a Rusia” al librar una guerra en Ucrania.
“No puede estar encantado, no le está yendo muy bien”, dijo Trump a los periodistas el lunes por la noche, refiriéndose a la guerra de Putin. “Rusia es más grande, tiene más soldados que perder, pero esa no es forma de dirigir un país”.
El giro abrupto puso de manifiesto por qué las celebraciones del regreso de Trump a la Casa Blanca en Rusia han sido discretas en los últimos meses: los funcionarios rusos saben que Trump es impredecible. De hecho, Trump a menudo ha hablado efusivamente de Putin, y en 2018 tomó la palabra del líder ruso por encima de sus propias agencias de inteligencia en una cumbre en Helsinki.
Aun así, la situación es variable, y Trump comentó el lunes que podría hablar con Putin “muy pronto”. El martes, el asesor de Putin en política exterior, Yuri Ushakov, dijo a la prensa que Rusia estaba “tomando en cuenta” los comentarios hechos por Trump en el Despacho Oval, pero que seguía esperando a que sus ayudantes se pusieran en contacto para entablar posibles conversaciones.
“Estamos preparados y abiertos al diálogo con el nuevo gobierno estadounidense sobre el conflicto de Ucrania”, dijo Ushakov. “Si llegan las señales pertinentes desde Washington, entonces las tomaremos y estaremos listos para llevar a cabo negociaciones”.
Trump había prometido poner fin a la guerra incluso antes de asumir la presidencia, pero cuando se le preguntó el lunes cuánto tiempo tardaría en detener los combates, dijo: “Tengo que hablar con el presidente Putin. Vamos a tener que averiguarlo”.
Putin no ha ocultado su deseo de hablar con Trump. El lunes, Putin dijo que celebraba la disposición del presidente estadounidense de “restablecer contactos directos con Rusia”.
Sin embargo, Putin está cubriendo sus espaldas reforzando sus alianzas existentes. El viernes pasado, el dirigente ruso recibió en el Kremlin al presidente de Irán, Masoud Pezeshkian, y ambos firmaron un tratado en el que se comprometían a incrementar su cooperación en asuntos militares y económicos. Y el martes, Putin mantuvo una videollamada con Xi Jinping, el líder de China, saludándolo como su “querido amigo”.
Los medios de comunicación estatales chinos dijeron que Xi y Putin se comprometieron a trabajar juntos “para hacer frente a las incertidumbres del entorno exterior” y que “defenderían conjuntamente el sistema internacional con las Naciones Unidas como núcleo”. Esa postura parecía un esfuerzo por establecer un contraste con Trump, quien el lunes ordenó a Estados Unidos a retirarse de la Organización Mundial de la Salud y del Acuerdo de París, un pacto de la ONU relacionado con el clima.
Ushakov, ayudante del Kremlin, dijo a los periodistas que Xi informó a Putin sobre su llamada con Trump la semana pasada. Ushakov dijo que ambos líderes “expresaron su disposición a construir relaciones con Estados Unidos sobre una base de beneficio y respeto mutuos, si el equipo de Trump muestra un interés recíproco en esto”.
En Ucrania, las fuerzas rusas están avanzando en el este del país, pero a costa de más de 1000 soldados muertos y heridos por día, según funcionarios occidentales. En una conversación informal con periodistas el lunes, mientras firmaba órdenes ejecutivas en el Despacho Oval, Trump se refirió a las bajas de Rusia como un posible punto de presión para negociar un acuerdo que ponga fin a la guerra.
“Se está esforzando, pero casi todo el mundo pensó que esa guerra iba a terminarse en una semana”, dijo Trump. “Creo que le vendría muy bien ponerle fin a esa guerra”.
Trump dijo la semana pasada que se reuniría con Putin “muy rápidamente” después de su toma de posesión, y el presidente ruso ha dicho que estaría dispuesto a reunirse con Trump. Una reunión de este tipo supondría un hito importante para Putin, incluso sin un acuerdo en Ucrania, y marcaría un respiro tras tres años de un aislamiento casi total impuesto por los líderes occidentales.
Antes de cualquier posible conversación, Putin está dando a entender que será un duro negociador y que está convencido de que tiene los recursos para resistir más que Ucrania y Occidente, a pesar de las sanciones económicas que han puesto una fuerte presión sobre la economía rusa. El lunes reiteró su postura pública de que quiere una “paz a largo plazo” y no un “breve alto al fuego”, y que va a “luchar por los intereses de Rusia”.
El Kremlin ha definido esos intereses como la garantía de que Ucrania nunca entrará en la OTAN y otros límites al papel de Occidente en Europa Occidental. Putin también ha dejado claro que insistirá en conservar todo el territorio que Rusia ha capturado.
David Pierson colaboró con reportería desde Hong Kong.
Anton Troianovski es el jefe del buró en Moscú del Times. Escribe sobre Rusia, Europa del Este, el Cáucaso y Asia Central. Más sobre Anton Troianovski